
Charles Schmid, el flautista de Hamelin de Tucson
Rellenaba sus botas con trapos, latas aplastadas y cartones para parecer 8 cm más alto; se maquillaba con polvos de color canela, teñía su pelo, y se dibujaba un lunar en la mejilla con grasa de motor; imitaba en sus gestos a su ídolo, Elvis Preisley… Y le funcionaba. Smitty era admirado por los chicos y deseado por las chicas adolescentes. Acostumbrado a hacer siempre lo que le daba la gana, mató por el mismo motivo, solo por saber qué se siente. Learn more about your ad choices. Visit megaphone.fm/adchoices

Charles Schmid, el flautista de Hamelin de Tucson
Rellenaba sus botas con trapos, latas aplastadas y cartones para parecer 8 cm más alto; se maquillaba con polvos de color canela, teñía su pelo, y se dibujaba un lunar en la mejilla con grasa de motor; imitaba en sus gestos a su ídolo, Elvis Preisley… Y le funcionaba. Smitty era admirado por los chicos y deseado por las chicas adolescentes. Acostumbrado a hacer siempre lo que le daba la gana, mató por el mismo motivo, solo por saber qué se siente. Learn more about your ad choices. Visit megaphone.fm/adchoices